Principios de la alimentación con crudos



LA CAUSA PROFUNDA DE LAS ENFERMEDADES: EL ENSUCIAMIENTO CORPORAL

Nuestra naturaleza frugívora nos hace aptos para el consumo de “vegetales crudos”.

Los modernos problemas de salud no son más que distintas manifestaciones del ensuciamiento corporal, problema generado en las últimas décadas, e iniciados hace siglos, a causa de nuestra antinatural alimentación artificializada y la total ausencia de trabajo depurativo de mantenimiento. El Dr. Jean Seignalet, catedrático francés que investigó el tema durante décadas en miles de pacientes con enfermedades crónicas y degenerativas, demostró la incidencia de la moderna alimentación como causa profunda de las principales patologías actuales, muchas de ellas consideradas "incurables" por la ciencia.

El problema comienza cuando los alimentos que ingerimos no están adaptados a nuestra fisiología. Entonces la digestión de la comida es insuficiente, la flora se desequilibra, se genera putrefacción, inflamación y enlentecimiento del bolo alimenticio. Esta combinación de factores genera un peligroso incremento de la permeabilidad intestinal, lo cual permite que gran cantidad de macromoléculas alimentarias y bacterianas, atraviesen fácilmente la delgada mucosa intestinal. De ese modo, gran cantidad de sustancias inconvenientes se vuelcan rápidamente al flujo sanguíneo, generándose graves problemas ulteriores, como el colapso de la función hepática y el "tilde" del sistema inmunológico. Dicho de otra manera, en condiciones normales, lo toxico y no digerido, se elimina; actualmente, lo toxico y no digerido, se absorbe.

El Dr. Seignalet clasificó a las enfermedades según los tres tipos de reacciones generadas por las distintas moléculas que atraviesan la mucosa intestinal permeable.

Cuando se trata de moléculas antigénicas (que provocan reacción inmune), progresivamente se generan enfermedades autoinmunes: artritis, lupus, celiaquía, esclerosis múltiple, hipertiroidismo, tiroiditis de Hashimoto, herpes, artritis reumatoide, espondilitis anquilosante, reumatismos inflamatorios, síndrome de Sjögren, lupus, esclerodermia, celiaquía, dermatitis herpetiforme, nefropatías, migrañas y cefaleas aparentes, etc.

Cuando las moléculas no provocan reacción inmunológica, su acumulación progresiva genera enfermedades de intoxicación: anemia y enfermedades sanguíneas, fibromialgia, gota, artrosis, osteoporosis, depresión, pánico, esquizofrenia, alzheimer, parkinson, diabetes, osteoporosis, sarcoidosis (afecciones nodulares), arteriosclerosis, envejecimiento prematuro, cáncer, linfomas, leucemia, etc.

Cuando las moléculas ensuciantes intentan ser eliminadas por los glóbulos blancos, su abundancia genera enfermedades de inflamación: colitis, colon irritable, acné, eccemas, urticarias, soriasis, bronquitis, asma, alergias, infecciones a repetición, aftas bucales, enfermedad de Behçet, etc.

Luego de 30 años de tratar y remitir casos incurables, es importante lo que concluyó el Dr. Seignalet: "Al final, es el balance entre los aportes y las salidas de desechos, lo que determina la evolución de la enfermedad:


• cuando los aportes superan las salidas, más o menos tarde podemos esperar una enfermedad;
• cuando las salidas superan los aportes, el retorno a la normalidad es factible;
• la eliminación parcial de los desechos se traduce en una mejora parcial;
• la eliminación total de los desechos se traduce en una remisión completa".


Todo alimento sometido a temperatura superior a 48º C pierde las enzimas que posee. Enzimas que nos son necesarias para su asimilación. La falta de estas enzimas, implica utilizar las enzimas que tenemos disponibles en nuestro cuerpo para los procesos celulares. Desde la niñez comenzamos a vaciar nuestros depósitos de enzimas, generando esto un progresivo deterioro de nuestras funciones vitales y nuestra salud, llevándonos inexorablemente a estados de enfermedad (cada vez más temprano por el tipo de alimentación moderna).

Los productos lácteos aumentan la permeabilidad de la membrana intestinal (hecho positivo en lactantes, pero no cuando dejamos de serlo), ocasionando el pasaje de sustancia no digeridas y tóxicos al torrente sanguíneo con la consecuente inflamación de tejidos y reacción del sistema inmunológico. Además de ser perjudicial por estar cocidos (pasteurizados).

En presencia de membrana permeable los alimentos cocidos ingresan a la sangre produciendo leucocitosis, dado que el sistema inmunológico no reconoce como alimentos a estas partículas, ocasionando un desgaste diario de energías y recursos, en aislarlas dentro de nuestro cuerpo y expulsarlas.

Las harinas blancas (sin la corteza de las semillas) y sus procesos de leudado rápido no permiten ser digeridas correctamente y pasan a sangre ocasionando inflamaciones, alergias y desórdenes. Además de ser perjudicial por estar cocidos.


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